I am inviting you to join me and my fellow LDO Volunteers who support Latino prisoners in the Monroe Correctional Center (MCC) in Monroe WA. We are doing a “Mixer” on Facebook, June 28th at 3 p.m., via Zoom. Please join us.
The Mixer will offer some informational and cultural activities. I will give a brief overview of our organization (LDO) at the start and two or three formerly incarcerated Latino community members will speak of their experiences. We’re hoping for some music too. So sorry we can’t offer you something to eat and drink!
If you are interested in the general topic of U.S. prisons and/or Latinx issues (culture, history, the Latino experience in the U.S., etc.) you may find our LDO Mixer hour interesting if not beneficial (if you’re interested in the subject of prisons, see my book review of American Prison, in this same blog). The purpose of our Facebook event is to help our communities understand prison realities, attract local volunteers to help with our prison work at the MCC, compile a list of followers and invite donor contributions.
LDO refers to the Latino Development Organization of Washington Serving Latinos in the Monroe Correctional Complex. This is the name of our nonprofit organization (501c3), and I am the president. LDO includes a Board of Directors, a small corps of community volunteers, and detainee leaders representing about 40 inmates in the MCC who affiliate with LDO. We appreciate both our community volunteers and the guys inside because without their help LDO would not exist. The photo at the top of this article, taken in 2019, shows some of our LDO detainees and some of our volunteers standing in front of artwork created by MCC prisoners.
The word “development” in the title of our organization was chosen by the LDO affiliated detainees a couple of years ago in one of our meetings. They chose it because they insisted and continue to insist on developing and improving themselves to achieve the fullest rehabilitation possible.
Before the pandemic struck, our LDO organization was building, at their request, a curriculum of educational and self-improvement activities, including guest presentations, short-term classes on psychology, history, art and culture (I gave some) and so on. They had already organized themselves into mentoring groups in art, Spanish, math, etc., as testimony of their own inclination toward self-improvement. Does that impress you? Our LDO guys impress me quite a lot. In any case, we’re preparing to resume our work as soon as possible.
“The president decapitates everything he doesn’t understand, condemns that architects charge for their knowledge when “anyone” can build a house, reproaches the many years engineers study because, according to him, wise people know how to make better roads, he affirms that the economy is not a complex thing, and that doctors should not charge for their specialized knowledge. The president hates technology, dislikes science and detests verifiable knowledge; he prefers the lyrical, the improvised, the visceral.”
“El presidente decapita todo lo que no entiende, condena que los arquitectos cobren por su conocimiento cuando “cualquiera” puede construir una casa, reprocha los anos de estudio de los ingenieros porque, según el, el pueblo sabio sabe hacer mejores caminos, considera que la economía no es algo complejo y que los médicos no deberían de cobrar lo que cobran por sus especialidades. El presidente aborrece la técnica y aborrece la ciencia y aborrece el conocimiento comprobable, lo suyo es mas bien lo lirico, lo improvisado, lo visceral.”
ANSWER: These are the words and thoughts attributed to President of Mexico, Andres Manuel Lopez Obrador (a.k.a. AMLO) by Luis Cardenas, an opinion writer in El Universal, June 11, 2020, a Mexico City newspaper. I’ve been saying there are a lot of parallels between President Donald Trump and AMLO. Here’s someone else saying the same thing.
SELECTED BIBLIOGRAPHY ON MEXICAN IMMIGRATION TO THE U.S.
For the talk, “From Mexican to Mexican-American:
A Family Immigration Story”
By Carlos B.Gil, Ph.D.
Humanities Washington Speaker 2019
Acuña, Rodolfo.Occupied America (1988). Contentious text.
Becoming American: Personal Essays by First Generation Immigrant Women (2000).
Brown, Theresa Cardinal and Jeff Mason, “Immigration Trends and the Immigration Debate,” Bi Partisan Policy Center, August 2017. https://bipartisanpolicy.org/library/immigration-trends-and-the-immigration-debate/
De la Garza, Rodolfo O. Et al. Latino Voices: Mexican, Puerto Rican, and Cuban Perspectives on American Politics (1992).
Foley, Neil. Mexicans in the Making of America (2014).
Galarza, Ernesto. Barrio Boy: The Story of a Boy’s Acculturation (1971).
Gamboa, Erasmo. Bracero Railroad Workers: The Forgotten World War II Story of Mexican Workers in the U.S. West (2016).
Gamboa, Erasmo. Mexican Labor and World War II: Braceros in the Pacific Northwest, 1942-1947 (1990).
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García, Mario T. Mexican Americans: Leadership, Ideology and Identity, 1930–1960 (1989).
Gil, Carlos B. We Became Mexican American: How Our Immigrant Family Survived to Pursue the American Dream (2012, 2014).
Griswold del Castillo and Arnoldo de León. North to Aztlán: A History of Mexican Americans in the United States (1997).
Hart, Elva Treviño Barefoot Heart, Stories of a Migrant Child (1999). Autobiography, south Texas.
Limón, José. José Limón: An Unfinished Memoir (1998?). Late Chicano/Mexican American choreographer.
McWilliams, Carey. North from Mexico: The Spanish Speaking People of the United States (1948 ed.) Old classic.
Ramón, Cristobal and Tim O’Shea. “Immigrants and Public Benefits: What Does the Research Say?” Bi Partisan Policy Center, November 2018. https://bipartisanpolicy.org/wp-content/uploads/2018/12/Immigrants-and-Public-Benefits-What-Does-the-Research-Say.pdf
Ruiz, Vicki L. From Out of the Shadows: Mexican Women in Twentieth-Century America (1998).
Sanchez, George J. Becoming Mexican American:Ethnicity, Culture, and Identity in Chicano Los Angeles (1993).
Suárez-Orozco, Marcelo M. And Mariela M. Páez. Latinos: Remaking America (2002).
Young, Biloine W. A Dream for Gilberto: An Immigrant’s Family’s Struggle to Become American (1999). Colombian Americans.
El Segundo Debate Presidencial Mexicano: impresiones de un méxico-americano
Por Carlos B. Gil
[Esta es una traducción adaptada de mi artículo blog en inglés, “The Second Mexican Presidential Debate, May 20th,2018”]
Más de 6 millones de usuarios de Facebook sintonizaron con el segundo debate presidencial mexicano, el que tuvo lugar en Tijuana, Baja California, la noche del domingo 20 de mayo de 2018.[1] Pude verlo en YouTube desde mi casa en Seattle y, dado mi interés en el país de mis antepasados, ganancia de toda una vida, comparto mis observaciones aquí.
Una advertencia
Aunque los estadounidenses representan mi público lector, en lo general, van a ver algunos mexicanos que se topen con este correo y a ellos ofrezco la siguiente advertencia:
Yo no respiro la atmósfera política de México, ni he sufrido pérdidas personales debido a las relaciones políticas mexicanas, y por lo tanto puedo ver la posibilidad de que para algunos lectores mexicanos mis comentarios aparezcan someros o carezcan de profundidad.
Pero sí estoy seguro de que mis opiniones van a caer lejos del duro sarcasmo que algunos mexicanos disparan contra su sistema político, y yo, por supuesto, no cuestiono eso. Conozco lo suficiente lo que ha sido la política en México, de ayer y de hoy, para decir que estos pesimistas seguramente tendrán sus razones. Hace treinta años, o más, al gobierno no aceptaba las críticas así nomas y algunos de estos cínicos seguramente tendrán un mal recuerdo de ese entonces. Pero yo creo que las cosas han cambiado bastante. De todos modos, yo, un mexicanoamericano que se ha dedicado al estudio de México durante muchos años y ha vivido en el país de sus ancestros en temporadas, ofrezco mis comentarios por lo que puedan valer.
Así es que reconozco que los mexicanos acuden a las urnas para votar por su próximo presidente el 1º de julio. También reconozco que ejercen este derecho, lo que también es una obligación, cada 6 años, y así, como nosotros en EE. UU., el año que corre, 2018, se perfila como un año electoral muy importante.
Acerca del INE
El debate fue organizado por el INE, que tiene la responsabilidad de organizar las elecciones federales en México. Considero que el INE representa un excelente ejemplo del progreso de México en su desarrollo político porque está certificado para funcionar independientemente del presidente, el congreso y los partidos políticos. Es más, el INE está programado a controlar los gastos electorales, todo el negocio electoral, incluyendo la publicidad, y como resultado, los magnates y otros individuos poderosos no deben de influir. He sabido que el INE ha levantado un montón de desafíos, ¡pero como no iba ser así!
¡Vaya si tuviéramos nosotros un INE en los Estados Unidos! Lo que nosotros gastamos en elecciones federales es algo descomunal y, yo diría, inmoral. Es más, el hecho de que hombres poderosos con montones de capital invierten para torcer elecciones a su favor representa la ruina de nuestra democracia y la investidura de una oligarquía.
En todo caso, el INE definió los temas de los debates de la siguiente manera: el primero (22 de abril) trató el papel del gobierno, la política, y los derechos humanos; el segundo (20 de mayo) puso a consideración asuntos exteriores, de comercio y de migración; y el tercero (12 de junio) analizará la pobreza, la desigualdad y la economía. Me perdí el primer debate.
Mis impresiones acerca del debate
Considero que el debate, de 2 horas, en Tijuana, avanzó muy bien. Fue organizado eficientemente y llevado a cabo por dos excelentes moderadores, Yuriria Sierra y León Krause. Estos, en mi opinión, se desempeñaron mejor que cualquiera de nuestros moderadores de debates presidenciales recientes porque lograron formular duras preguntas de seguimiento y se encargaron de todo el procedimiento muy eficazmente. Es más, los candidatos cedieron a ellos, lo que no siempre ha sido en nuestro caso.
Vale la pena anotar que Krauze reconoció, al principio, que el segundo debate representaba una lección aprendida de nosotros, en los Estados Unidos, no solo de colocar a los candidatos frente a cámaras de televisión, sino también de invitar a ciudadanos ordinarios a hacer preguntas a los candidatos. Esto fue muy bueno.
El debate expuso varias inquietudes que me llamaron la atención. Por ejemplo, el TLC (el Tratado de Libre Comercio) surgió como una de las preocupaciones mayores para los ciudadanos invitados al debate. La seguridad personal frente a la violencia del narcotráfico, especialmente en algunas ciudades fronterizas, recibió atención también. En mi opinión, los candidatos no reconocieron estas inquietudes suficientemente, y uno de ellos apenas lo mencionó.
Los cuatro candidatos reconocieron el papel vejatorio que Donald Trump ha desempeñado, y el desafío que representa para México. Tres de los candidatos se refirieron deliberadamente a su postura grosera antimexicana y uno de ellos incluso leyó un pasaje de una biografía de Trump que describe la costumbre de nuestro presidente de aplastar agresivamente a los que difieren con él.
Que el debate tuvo lugar en la ciudad de Tijuana me pareció una idea virtuosa debido a que los flujos migratorios hacia el norte inevitablemente llegan a ciudades fronterizas como Tijuana y por lo tanto se convierten en desafíos para los funcionarios y residentes locales.
Aquí están los cuatro candidatos
[Por favor, mexicanos, acuérdense que este escrito está dirigido a mis compatriotas norteamericanos que saben muy poco acerca de México.]
Aquí están los cuatro candidatos que participaron en el debate, seguidos por una evaluación que hago brevemente de cada uno, y un comentario rápido sobre su desempeño en el debate. Los presento según su ordenamiento en las encuestas nacionales.
Nota: Ninguno de los candidatos representa a una línea política establecida. Tres de ellos están respaldados por una coalición de partidos, y dos de ellos se postulan en contra de agrupaciones políticas en las cuales alguna vez militaron. Uno de los candidatos representa, en su coalición, a dos partidos que en los últimos veinte años estuvieron contrapuestos, enemigos, uno del otro. ¡Imagínense!
¿A qué se debe esta esta mezcolanza política? Se debe a que los partidos tradicionales de México (el PRI, el PAN y el PRD) han perdido una credibilidad considerable entre los votantes, por lo que obviamente los candidatos se sienten obligados a mezclar y combinar para poder seguir adelante con sus campañas Este menoscabo de credibilidad explica mucho el cinismo y el sarcasmo que mencioné anteriormente. Otra razón es la supervivencia de los partidos que les llaman paleros, como el PT, que solo ganan los votos suficientes para mantenerse a flote, por lo que consideran necesario vincularse a otros grupos políticos.
Es fácil concluir que los partidos tradicionales han sufrido una profunda desaprobación por parte de los mexicanos, y Enrique Peña Ñieto, el presidente saliente, no ayudó mucho en sanar esta situación.
Andrés Manuel López Obrador.
A los 65 años, AMLO, como se lo menciona en los medios, ha liderado el grupo de candidatos en esta elección. Es de Tabasco, uno de los estados más pobres en la unión, en gran parte agrario, y que nunca ha producido un candidato presidencial hasta ahora. Asistió a la universidad local y luego se trasladó a la UNAM donde lo critican porque tardó 14 años en completar su carrera.[2]
López Obrador cambió de partido varias veces. Recientemente creó su propia agrupación política, que viene siendo una super unión de una confederación de organizaciones conocida como MORENA, más al menos dos grupos políticos adicionales. La mayoría de los observadores lo describen como un izquierdista mexicano a la antigua que se escurre por doquier políticamente para mantenerse a flote. Y lo ha hecho bien. Esta elección de presidente será la tercera a la que se postula. Ha sido un empleado del gobierno o un funcionario electo casi toda su vida. Se desempeñó como gobernador de Tabasco y alcalde de la Ciudad de México y sus logros los reportan de ser ambiguos.
Su auge popular, creo, está relacionado directamente con el rechazo, por parte de los ciudadanos, de los líderes políticos de la nación y de sus partidos. Su mantra, “eliminaré la corrupción”, ha resonado ampliamente. Los mexicanos están hartos de los políticos que hacen promesas al principio y luego simplemente se recuestan, una vez en el cargo, para disfrutar de los altos salarios, los coches finos y otras primacías. La corrupción es su palabra clave, y AMLO la pronuncia cada vez que abre la boca, en un lenguaje impreciso y simple. He hablado con mexicanos que instintivamente confían en él y descartan su ambigüedad.
En el debate de Tijuana se negó a ser específico; confía en la ventaja que tiene a la mano. Todo lo que hizo fue repetir su promesa ambigua de acabar con la corrupción. Culpa a “la mafia política” repetidamente, personificada por sus competidores, Meade y Anaya. Las palabras “mafia política” también forman parte de su mantra. Se reporta que tampoco ha sido amistoso con los hombres de negocios.
Con la excepción de tener una personalidad más relajada, me recuerda demasiado a Donald Trump en su vaguedad y en hacerle promesas “al pueblo.” Muchos lo llaman populista; su alcaldía de la ciudad de México ciertamente fue eso. En mi opinión, los votantes mexicanos deberían retirarlo. No creo que sea bueno para México.
Ricardo Anaya Cortes.
A mediados de mayo ocupaba el segundo lugar en las encuestas, pero se encontraba bastante atrás de AMLO. Él es el más joven, a los 39 años, y lo veo como una nueva figura política que reclama Querétaro como su estado natal, gigante industrial que se encuentra justo al norte de la ciudad de México.
A diferencia de AMLO, que abandonó el PRI y el PRD hace años, Anaya se identifica con el PAN, el llamado partido “conservador,” más que nada, en el que desempeñó recientemente como su presidente. Reboza de las familias adineradas, orientadas hacia una educación universitaria, y con una mentalidad religiosa que afianzó al movimiento político-religioso que eventualmente se convirtió en el PAN. Anaya se destacó en la escuela, llegó a obtener un doctorado, ingresó al servicio gubernamental queretano y recibió mentoría de líderes influyentes del partido. En términos mexicanos, se podría decir que tiene origines brahmanes, y esto pueda ser una de las razones por las cuales AMLO no lo aguanta (el sentimiento parece mutuo). Sin embargo, Anaya ha sido un aprendiz rápido y muy trabajador, lo que lo ha conducido a la cima donde ahora se encuentra. Sus colegas lo consideran un niño genio.
Decidí que su papel en el debate fue el mejor porque insistió en ser específico en lo que haría con los temas asignados al debate si llegara a ser presidente. En términos relacionados, dijo, entre otras cosas, aumentaría el salario mínimo, otorgaría exenciones impositivas a los pobres, encontraría formas de detener la transferencia de armas a través de la frontera y buscaría maneras de reintegrar a los mexicanos deportados o revertidos a México, y así.
Desafortunadamente, la animadversión que mantiene con AMLO y viceversa, nubló la evaluación práctica que después le dieron los medios de comunicación; muchos reporteros se centraron en la crítica entre los dos, de ida y vuelta. No creo que su pérdida en esta elección disminuya su rol nacional.
José Antonio Meade Kuribreña.
Meade, de 49 años, es el candidato que enarbola la bandera del PRI en esta elección, el histórico “partido oficial” de México que gobernó durante más de 60 años. Esta es una nota curiosa porque este no ha sido un miembro bonificado del PRI. El PRI lo seleccionó en 2017 a pesar de su identidad independiente la que protegió por mucho tiempo. Por qué decidió el PRI buscar un candidato fuera de su propia perrera debería servir como un jugoso chismorreo político.
Según los informes, Meade, de origen irlandés y libanés, es lo más parecido a los polémicos “tecnócratas” de los 1980s, es decir, los profesionales tomados de sus empleos no políticos (generalmente un economista o un ingeniero) para hacer gobierno, a diferencia de los políticos de carrera. Nacido en el DF, Meade también podría describirse como un brahmán, como Anaya, por haber disfrutado de una educación destacada, ser hijo de padres profesionales adinerados y, sin duda, acostumbrado a los elegantes clubes de campo de la ciudad. Se le ve nomas al mirarlo.
Esto puede explicar en parte porque AMLO lo tacha a él también, además de Anaya, como perteneciente a la “mafia política”. (Pienso que la enemistad entre el candidato de Tabasco, y Anaya y Meade, me suena más como resentimiento de clase y raza, lo que bien podría ser, algo que no es inusual en México, especialmente cuando se consideran los antecedentes educativos.)
Al igual que Anaya, Meade también obtuvo un doctorado en el extranjero. ¡Pero lo obtuvo de Yale, una de nuestras universidades más elitistas! También ganó dos títulos profesionales de las universidades mexicanas más destacadas, la UNAM y el ITAM. ¡Vaya que tiene títulos de prestigio! Armado con estos diplomas, llegó directamente a la cima (fue Ministro de Presupuestos y Finanzas, por ejemplo). Así logró acceso a los más altos círculos gubernamentales donde trabajó tanto para el PAN como para el PRI. Ha sido presentado como el candidato menos partidista.
Su actuación en el segundo debate me pareció al mismo nivel que el de Ricardo Anaya. Estuvo a la altura de todos los temas discutidos, ofreciendo averiguaciones bien preparadas: combatir el tráfico de drogas y el contrabando de armas a través de la frontera entre México y los Estados Unidos con una fuerza fronteriza y aduanera organizada poderosamente, reconoció la existencia de la desigualdad económica en México y ofreció un programa de inversión urgente para los estados más pobres del sur, etc.
El PRI funciona como una ventaja para él y como una desventaja también. Representa un beneficio porque existe como el partido más poderoso en términos de experiencia, de gente capacitada y de recursos financieros. Es una desventaja porque está cargado con el equipaje moral más pesado. La nación puede culpar al PRI por la mayoría de sus males, junto con sus logros, por supuesto, pero la corrupción del gobierno, en general, y los errores increíbles, pasados y presentes, que se le achacan simplemente por estar en el poder, le quitan el poder. El gobierno saliente de Enrique Peña Ñieto ejemplifica esto muy bien: aprobó algunas reformas muy necesarias al comienzo de su mandato, pero comenzó a cojear con la desaparición de los 43 estudiantes en Guerrero. Su incapacidad para frenar a que los cárteles de la droga se asesinen los unos a los otros al aire libre también empeoró las cosas.
Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (“El Bronco”).
El apodo de Rodríguez básicamente lo dice todo. A los 60 años, es de mente independiente, impetuoso y franco, en una especie de vaquero mexicano, un verdadero ranchero. Es un norteño de Nuevo León como nosotros diríamos, del oeste. Hijo de ejidatarios y uno de diez niños, entiendo que un comerciante local lo descubrió y pagó por su universidad. Trabajó duro el muchacho, rompió moldes a izquierda y derecha, lo que llevó a sus compañeros de clase a apoyar becas para estudiantes pobres como él.
Ningún otro candidato presidencial en el siglo 20 se levanta de un fondo tan humilde como lo hace Rodríguez; AMLO puede acercarse. Claro que ninguno se acerca a Benito Juárez a mediados del siglo XIX que se elevó desde sus orígenes indígenas para convertirse en el presidente más famoso de México. He visto que AMLO le gusta compararse con Juárez.
Debido a que se sitúa sobre el camino hacia la frontera con Texas, Nuevo León fue invadido por cárteles de la droga alrededor del año 2012. Y cuando El Bronco se postuló a una alcaldía local, se reporta que fue duro con ellos por ser agresivos y asesinos. Los capos criminales tomaron represalias; lo querían muerto Se enfrentó a ellos y también contra los corrompidos políticos locales cuando compitió de gobernador como independiente. Y ganó; fue una hazaña verdaderamente excepcional; histórica para México. Contra todas las convenciones políticas mexicanas, pide la adopción de la pena capital, especialmente para los narcos, ¡y también cortarles las manos a los políticos corruptos!
Y, ahora, una vez más se postula para presidente como independiente. No cuenta con el apoyo ni el financiamiento de partido porque no tiene partido, fuera de los recursos que proporciona el INE. Acepta con valentía la desaprobación burlona de mucha gente, incluso de reporteros arrogantes en las principales cadenas de televisión, como Televisa.[3] Lo desprecian no solo por sus métodos contra la corrupción y el tráfico de drogas, sino también por su estilo, su discurso y sus modales. Entiendo que algunas de sus soluciones para atacar problemas sociales y económicos suenan ingenuas. Destila ser el hombre de la calle, sin lugar a duda, y él es el último en las encuestas también.
Su actuación en el debate no le ayudó. No aumentaron sus posibilidades de ganar seguidores a pesar de que reveló un conocimiento íntimo y una simpatía verdadera por la gente marginada de México. Pero, aun así, se paró en el debate como el hombre sobrante.
President Trump and Secretary of Education, Betsy De Vos, do not care if you or your children enroll into a fake school or college and waste your money as a result. Think of the enormous feeling of deception for a youngster too. A fake school or college places profit above honest training or education. Their degrees are suspect and sometimes totally fictitious.
You can check-out the list of these fake schools here: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_for-profit_universities_and_colleges .
President Trump’s failed and disgraced Trump University is the best example of what I’m talking about. I discuss Trump University in my book review of Donald Trump in my blog: www.carlosbgil.wordpress.com
The topic of for-profit colleges became newsworthy last week when reporters discovered that Secretary De Vos’s department stopped investigating fraud in these phony schools. President Obama had initially ordered a crack-down on these sham schools and so, obviously, Trump is now rolling it back and De Vos is ok with this. Frontline, a well known investigative television program made the announcement.
If you or your children are considering educational training beyond high school, check out the wikipedia list of schools I identify above before you make a decision.
Our American economic system allows quack schools to flourish just for the sake of making money. This is immoral, but many Americans uphold this practice as a basic American freedom without thinking too much about it, most Republicans included. Other countries do not allow this kind of social forgery. Go figure!
I gave my last lecture today for my “KEYS IN UNDERSTANDING MEXICO” course, at the Lifetime Learning Center in Lake City, Seattle, to retirees, mostly. In evaluation forms they reported to have all loved it. It seems I became a minor sensation. Wow!
After I retired from the University of Washington (14 years ago!) I became heavily involved working with my wife, Barbara Deane, at our GilDeane Group offices, doing training and consulting, some of which I really liked. When all that came to a lull, I began writing my recent book (We Became Mexican American) but also thought of looking for some part-time teaching.
It was then that I discovered that if I did that, I’d be preventing some newly minted Ph.D. person from getting a foot in the door wherever I applied. I knew that it takes gobs of time, energy and money to get that darned degree, so I said to myself, “No. I won’t compete with them.” So I just continued with my writing and several years slipped by.
Having finished my long written pieces (including the translation of We Became Mexican American--and I’m looking for a publisher), I decided I needed to keep my old brain busy. Why? I was forgetting too many words, here and there. So, I started worrying about it, and said to myself, “I need to teach again,” to keep my mind from going dark.
This is how I found the Lifetime Learning Center 15 minutes from my home and where I offered to teach the course mentioned above. The director said, “Yes, we’d be pleased to have you,” and so I committed myself to 8 classes, one per week. I started in April and now, its over! I’m so glad I did it, and I’ll most probably teach the course again, next Spring. They certainly want me to.
My students told me they learned a lot (they too wanted to keep their brains busy). Thank goodness. So I’ll give some more lectures. ¡Qué bueno, pues!
Today is December 12th, a day in which the entire Spanish language world pays tribute to La Virgen de Guadalupe. Special masses were being said today in Buenos Aires, Madrid, and Mexico City. And, of course, in San Fernando, California, my hometown—and, nowadays, here in Seattle too.
December 12th was hard to overlook, when I was a boy, because we rose early in the morning, before dark, to attend “Las Mañanitas,” sung full throat by hundreds of Mexicans jammed into our Santa Rosa Church. We sang “Las Mañanitas” because it was her birthday. When I was in my 20s, mariachi musicians became accepted as part of the musical tributes, which had been entirely religious up to that point. I remember attending a December 12th mass in Tijuana in the early 1970s, when I was in a very emotional period, and feeling gratified and comforted by it. I’ve witnessed the overwhelmingly exotic December 12th festivities in the famous Basilica in Mexico City many times too.
There is a fascinating story that gave rise to the culto, or the sum total of devotional happenings, around La Virgen de Guadalupe. Legend has it that she appeared about 15 or so years after Hernan Cortes, in the company of his fellow Spaniards, conquered Tenochtitlan, the Aztec capital. It was a bloody conquest, of course, and a spiritual one too: it was Catholicism over Aztec paganism, which had included human sacrifice. Many people heralded the Spanish victory with mystical significance even though the winners were no more than a bunch of bawdy and rough-hewn Iberians who didn’t know what they were getting into.
The basic point here is that the legendary appearances, which form the core of the culto, served to solidify the conquest psychologically. Historical studies show that the subjugated Indians became more willing to abandon their ancient beliefs and begin to accept Spanish Christian ones, after word spread about the Guadalupe appearances.
There is a mountain of historical information about this, but suffice to say here that December 12th always tugs at my heart and soul even though my religious fervor cooled long ago. Nevertheless, I still remember and pine for those old feelings. They’re so comforting.
President Trump’s pardoning of Joe Arpaio, the former Sheriff of Maricopa County, Arizona, represents a slap in the face to the Latinos of the United States, clear and simple. Everything indicates that our president did this with total impunity and without a trace of shame or regret. We, Latinos, mean little to him so he shoved us aside when he cancelled the criminal contempt case against Arpaio, as widely reported. That he did it early in his administration, an exceptional occurrence as many commentators have noted, simply underscores my observation: we mean little or nothing to him. (His ending of the DACA program on September 5, 2017–Deferred Action for Childhood Arrivals–illustrates this quite clearly: he didn’t take a lead on it, he passed the fate of these young culturally assimilated Americans on to Congress. No one can call that leadership.
Why is Arpaio an issue?
Everyone in Arizona knows that as sheriff of Arizona’s most important county, Joe Arpaio brazenly went out of his way to tear every shred of dignity from the Latin Americans, mostly Mexican, he accused of entering the country illegally, men, women and children. It seems he enjoyed doing it, according to reports. It is apparent that like his protector in the White House, he considers all migrants, who cross the border without permission, as sub-humans and criminals. According to The New Yorker, up to 2009 only, his department cost the State of Arizona more than forty three million dollars for settling lawsuits that alleged mistreatment of the lowly migrants, and even their wrongful deaths. He mocked them by putting them in gaudy colored uniforms, fed them two meals a day that cost less than fifty cents each, and even marched them publicly in chain gangs, women too. His deliberate scare-‘em Gestapo tactics generated more than twenty two hundred court cases, exceeding the worst raids of undocumented workers in the 1950s, some of which I witnessed.
All this is against the moral standards we Americans have always considered fitting and proper, but Mr. Trump turned a blind eye, insisted Arpaio was a “good man”, and pardoned him.
Clearly, the Trump administration is anti-Mexican, anti-Latino, and anti-immigrant. And, the 30% of Americans who continue to support him are too, apparently.
Should we worry about this?
Should we, Latinos of the United States, who don’t have to worry about getting picked up and deported care about this? Of course, we should, if for no other reason than the fact that the hapless deportees look like our ancestors, they look like us. They speak as our descendants spoke, they eat what they ate, they worship as they did. They are as we were. In addition, you and I know that most of them crossed the border to find work, keep their heads down, and send a few pennies back home.
To call them “criminals” is repulsive and immoral. They may have broken a law to get into the U.S. but that does not give any American official license to diminish their humanity. Arpaio swaggers about it according to reports. His tactics, his demeanor, and his penchant for publicity remind us of the black-booted Nazis persecuting Jews in the 1940s (he would have made a good Sturmmann or Storm Trooper).
What can we do?
We can speak up. We can make known our contempt to our friends personally, and through Facebook, Twitter and other social media. We can ask our pastors to help raise awareness in our communities.
We can ask our community organizations to help spread the word about Trump’s anti-immigration stance. There are groups like CHIRLA (Coalition for Humane Immigrant Rights of Los Angeles), and the NCLR (National Council for La Raza).
Get their address and send them a note with $5 or $10. You surely must know a DACA youngster (Deferred Action for Childhood Arrivals, also known as “The Dreamers”), the ones who were brought to the U.S. from Mexico without documentation; they are being persecuted by Mr. Trump and his ilk (all this sounds so Nazi like). Talk to the young Dreamer; ask how you can support their cause. To have them deported is immeasurably immoral, a stain on America!
Most importantly, YOU CAN REGISTER TO VOTE. NEXT TIME MAKE SURE YOU GO OUT AND VOTE! OUR ONLY LINE OF DEFENSE IS POLITICAL! We can vote. Let us stand up against Mr. Trump and the Joe Arpaio’s who support him.
Today the editors of The New York Times published a spectacular rebuke of President Donald J. Trump that I believe has no historical precedent and you should know about it, if only for that reason. You may read the full editorial in the attachment below but here are the highlights:
“With each day, President Trump offers fresh proof that he is failing the office that Americans entrusted to him…This, in essence, is where we are now: a nation led by a prince of discord who seems divorced from decency and common sense.[my emphasis]”
As only one example of his “failing the office” he holds, the editors properly called his penchant for twittering as “twitter bursts of anti-historical nonsense.” I would say twitters that betray his infantile mind. The latest one cites General John Pershing stopping Islamic terrorists in the Philippines a hundred years ago by killing them with “bullets dipped in pig’s blood,” suggesting our soldiers should imitate him. Only an undeveloped intellect, a man who is still a child, would make such a claim publicly—and he is our president!
As a measure of our national “despair,” the editors write, “we find “ourselves strangely comforted” by his inability to carry out his half-baked ideas, like “destroying the Affordable Care Act [Obamacare],” or fully implementing his “demonstrably cruel deportation policy,” and, I would add, building his border wall, and scuttling plans against global warming.
“Here is yet another oddity,” the editors remind us (and I am glad they did because otherwise it would fly past us without our giving it a second thought). As Americans we are proud of our democratic civilian society, free of military dictators, yet Mr. Trump appointed three military men as top aides (John Kelly, the new White House chief of staff; H. R. McMaster, the national security adviser; and Jim Mattis, the secretary of defense). Why does he willy-nilly violate our important political tradition by having three generals help run our country? The answer is, “to stop Mr. Trump from going completely off the rails.” (God succor us, right?).
In my young-man-hood, I proudly served in the State Department helping to press for our nation’s interests diplomatically, but under Mr. Trump the State Department “has been robbed of expertise and traditional diplomacy [and it] has been marginalized,” which many of us consider a gigantic mistake.
Lastly, the editors find comfort with “signs that our democratic system is working to contain Mr. Trump” but what are we to think or make of the Americans (a small minority) who blindly support him? “The deeper question…is..[a] moral [one]…will they continue to follow a standard-bearer who is alienating most of the country by embracing extremists” including white supremacists? What’s the answer?
In closing, the editors refer to Mr. Trump’s statements about Charlottsville: “He chose to summon not America’s better angels, but its demons.” I agree.
Again I say: how low we have come! How can we regain what we’ve lost!?
KENMORE, WA. We Became Mexican American narrates the story of a family emigrating from Mexico to the United States in the 1920s. Author and family member, Carlos B. Gil, tells how his folks settled against all odds to pursue the American Dream in southern California. This award-winning book offers you the following:
It reviews what the Latino immigration experience represented for the author’s family,
It explores the cultural shock of arriving in the U.S. for the first time,
including the difficulties of raising children in a new culture,
It unveils the cultural conflicts inside the family as the children began growing up in America,
It describes living in a Mexican barrio near Los Angeles, California, and it
It discusses the personal process of slowly becoming Mexican American.
We Became Mexican American was awarded “BEST BIOGRAPHY” in two book competitions in the United States in 2013. And, in 2015 it won an “HONORABLE MENTION in Biography/Autobiography” at the 2015 Book Festival in Amsterdam (The Netherlands). The 2013 honors came from The 15th Annual International Latino Book Award ceremony held at the Cervantes Institute in New York City, May 30, 2013: 1) Best Biography in English and 2) Best Latino Focused Work. On March 8th his book also won Best Biography at the 2012-2013 cycle of the Los Angeles Book Festival for independent authors and publishers. As a result, his book “sits” at “The Table of Honor,” digitally speaking, which you can visit at: http://tableofhonor.com/?product_cat=biographyautobiography ).